viernes, 7 de noviembre de 2008

La Educación Superior como Derecho Humano y Bien Social

Argentina respalda la Declaración de la CRES 2008

 

El pasado mes de octubre, la República Argentina concretó su adhesión a la Declaración de la Conferencia Regional de Educación Superior en América Latina y El Caribe (CRES) 2008, mediante la aprobación de una resolución presentada por la senadora Blanca Osuna al Senado Argentino.El documento afirma que la CRES 2008 "marca un hito importante en materia de Educación Superior de la región, y debe constituirse en punto de referencia ineludible para todos nosotros".
Al mismo tiempo, "recupera lo mejor de la tradición educativa y universitaria de la América Latina, en particular de nuestro país (Argentina), ya que reconoce su inspiración en los principios Reformistas de Córdoba".En la resolución también se destaca la utilidad que posee la Declaración como guía de la futura Ley de Educación Superior Argentina, en concordancia con otros instrumentos jurídicos previamente aprobados en el país: Ley de Educación Técnica y Profesional, Financiamiento Educativo, de Educación Nacional, Programa de Educación Sexual y otras normas.Asimismo, se resalta cómo la CRES 2008 reconoce la Educación Superior como Derecho Humano y bien social y los peligros de catalogarla como "servicio comercial" en el marco de los términos de la OMC. "La declaración de Cartagena promueve estos mismos principios para la educación superior, proponiendo que contribuya eficazmente a la convivencia democrática, a la tolerancia y a promover un espíritu de solidaridad y de cooperación", se puede leer en el documento.

miércoles, 15 de octubre de 2008



“Reformemos la reforma de la Universidad”
Edgar Morin (pensador y educador francés)
La Universidad regenera una herencia cultural de saberes, ideas, valores reexaminándolos, actualizándolos, transmitiéndolos; genera saber, ideas y valores que en adelante van a formar parte de la herencia. Así, la Universidad es conservadora, regeneradora, generadora.

¿Es la Universidad la que debe adaptarse a la sociedad o es la sociedad la que debe adaptarse a la Universidad? Entre las dos misiones existe complementariedad. No se trata solo de modernizar la cultura: se trata también de culturizar la modernidad. La Universidad debe inocular en la sociedad una cultura que va más allá de las formas provisorias del hic et nunc, pero que, sin embargo, ayude a los ciudadanos a vivir su destino hic et nunc; ella defiende, ilustra y promueve en la Ciudad la autonomía de la conciencia, la problematización, la primacía de la verdad sobre la utilidad.

Los desafíos del siglo XX
El Siglo XX ha lanzado múltiples desafíos a la Universidad.
Nos encontramos en primer lugar con la presión sobre-adaptativa para conformar la enseñanza con las demandas económicas, técnicas, administrativas del momento, reducir la enseñanza general, marginalizar la cultura humanista. Ahora bien, en la vida y en la historia, la sobre-adaptación a condiciones dadas ha sido, no signo de vitalidad, sino anuncio de senescencia y de muerte.

Se da también el crecimiento del número de estudiantes, que necesita no solo más enseñantes, sino también una reorganización general de la institución universitaria para que exista un verdadera democratización y no solo masificación.
También existen los desafíos de la complejidad a los que los desarrollos propios de nuestra era planetaria nos confrontan ineluctablemente. Ahora bien, la compartimentación de las disciplinas torna incapaz el llegar al nivel de “lo que es trenzado en conjunto” (tissé ensemble), es decir, según el sentido del término, lo complejo.
El conocimiento que separa rompe lo complejo del mundo en fragmentos desunidos, fracciona los problemas. Atrofia la comprensión, la reflexión, y la visión a largo plazo. Su insuficiencia para tratar nuestros más graves problemas constituye uno de los problemas más graves que nos toca afrontar.La compartimentación del saber comporta efectos éticos negativos: cada profesor tiende a considerarse como el soberano de un campo disciplinario, ve con antipatía todo intruso, es decir, todo rival. Más que Templo dedicado al espíritu, la Universidad es a menudo el campo cerrado de odios increíbles.

La reforma del pensamiento
Para remediar la super-especialización la interdisciplinaridad es tan insuficiente como lo es la ONU para confederar las naciones. La transdisciplinaridad no será la solución más que ligada a una reforma del pensamiento. Es necesario sustituir el pensamiento que separa por un pensamiento que religue, y esta unión pide que la causalidad unilineal sea sustituida por una causalidad en bucle y multirreferencial, que la rigidez lógica sea corregida por una dialógica capaz de religar complementariamente nociones antagonistas, que el conocimiento de la integración de las partes en un todo se complete por el reconocimiento del la integración del todo en el interior de las partes. Pascal ya formuló el imperativo: siendo todas las cosas causadas y causantes, ayudadas y ayudantes, mediatas e inmediatas, y todas ellas manteniéndose por un lazo natural e insensible que une las más alejadas y las más diferentes, tengo por imposible conocer las partes sin conocer el todo, así como conocer el todo sin conocer particularmente las partes.

La aptitud para contextualizar y globalizar es una cualidad fundamental del espíritu humano que la enseñanza parcelarizada atrofia y, por el contrario, es necesario desarrollar. El conocimiento pertinente es aquél conocimiento capaz de situar toda información en su contexto, es decir, en el conjunto global en el que se inscribe. Este debe movilizar la aptitud general del espíritu humano para ponerse y resolver los problemas; cuanto más potente es esta aptitud general, más grande es su aptitud para tratar problemas particulares. La disyunción entre la cultura de las humanidades, que nutría la inteligencia general, y la cultura científica, que aporta los nuevos conocimientos, empobrece tanto a la una como a la otra.

En adelante, la reforma de la Universidad tiene un objetivo vital: la reforma del pensamiento que permita el pleno empleo de la inteligencia y la unión de las dos culturas disjuntas. Se trata de una reforma no solo programática sino paradigmática que concierne a nuestra aptitud para organizar el conocimiento.

Todas las reformas de la Universidad concebidas hasta el presente han girado en torno a este agujero negro que concierne a la necesidad profunda de la enseñanza, pero han sido incapaces de percibirlo, porque proceden de un tipo de inteligencia que hay que reformar.

Los caminos de la reformaLa reforma debería venir del interior por el retorno a las fuentes del pensamiento europeo moderno: la problematización. Hoy no es necesario problematizar solamente al hombre, la naturaleza, el mundo, Dios. Hay que problematizar aquello que aportaba la solución a esos problemas: la ciencia, la técnica, el progreso y, también problematizar lo que creemos que es la razón y que no era, a menudo, más que una abstracta racionalización. En adelante es necesario problematizar la organización misma del pensamiento y de la institución universitaria.
La reforma no partirá de cero. Existen ciencias multidimensionales, como la geografía, que va desde la geología a los fenómenos económicos y sociales. Existen ciencias que se han convertido en poliscópicas como la historia, así como la prehistoria que interroga todos los aspectos complejos de la hominización. La ecología científica, las ciencias de la tierra, la cosmología, son ciencias polidisciplinares que tienen por objeto no un sector o una parcela, sino un complejo: el ecosistema, y más ampliamente la biosfera para la ecología, el sistema tierra para las ciencias de la tierra, y el Universo para la cosmología, que integra los datos que aportan las experiencias microfísicas a las que aporta la astronomía de observación.

Se han formado ya principios de inteligibilidad que permiten concebir la auto-organización, la noción de sujeto, el concepto de libertad, lo que era imposible según la ciencia clásica. La racionalidad y la cientificidad han comenzado a ser redefinidas y complejizadas a partir de trabajos de Bachelard, Popper, Kuhn, Holton, Lakatos y tantos otros después.

Misión
Un modo de pensar capaz de religar y solidarizar los conocimientos separados o disjuntos se prolonga en una ética del enlazamiento y de la solidaridad. La reforma del pensamiento comportaría consecuencias éticas y cívicas.

La Universidad debe superarse a sí misma para reencontrarse. En adelante se inscribirá de forma más profunda en su misión trans-secular, que, asumiendo el pasado cultural, se encaminará hacia el nuevo milenio por civilizar.
La reforma del pensamiento es una misión social clave: formar ciudadanos capaces de afrontar los problemas de su tiempo. Esta reforma permitiría frenar la desaparición democrática que suscita, en todos los campos de la política, la expansión de la autoridad de los expertos, especialistas de todos los órdenes, que estrecha progresivamente la competencia de los ciudadanos.

viernes, 26 de septiembre de 2008

HISTORIA DE LA UBA

En esta pagina de la Uba se habla de su historia en forma suscinta
http://www.uba.ar/institucional/contenidos.php?idm=32
Podrran ver que la misma Uba reconoce el papel de la revuelta de medicina en lo que denomina La reforma antes de las reforma  y dice que el primer centro de estudiantes fue en 1900 en el de Medicina, a pesar de lo que diga en el video de la reforma la gente de Derecho

domingo, 21 de septiembre de 2008




LA UNIVERSIDAD DE BERKELEY
Y SUS CLASES DE BIOLOGIA


La universidad de Berkeley en California eligió sus mejores docentes y puso en You Tube sus clases. Aquí está el link de una de esas clase . De esta docentes hay muchos videos porque parece ser la favorita, además la pagina tiene comentarios en ingles sobre lo buena e interesante que es la clase y lo buena que es la docente



Si alguno de ustedes imaginaba una clase con la utilización de nuevos recursos y moderna infraestructura lo siento, si esperaban una metodologia educativa de avanzada también. Estos videos sirven para no creer que en otros lados la cosas es muy diferente.



Si esta es la docente y estas son las clases que Berkeley eligió para propagandear su universidad , en YOU TUBE no quiero imaginar lo divertidas y modernas que serán las clases de otros docentes. Luego piensen en cuanto cobra esta docente por año y la infraestructura con la que cuenta y siéntanse exitosos, porque con mucho menos o casi nada estoy seguro que sus clases son más amenas que estas e inclusive utilizan metodologías más actualizadas. No se dejen engañar por la propaganda, la UBA tiene excelentes docentes y además alumnos muy exigentes


http://mx.youtube.com/watch?v=9hyOQ6Dg4_E&feature=user

viernes, 19 de septiembre de 2008

UBA TOUR VIRTUAL

En esta pagina se puede ver todos lo edificios de la universidad de Buenos aires , sus colegios secundarios, sus sedes de CBC , sus facultades y sus hospitales unversitarios en un intersante y completo tour vortual

http://www.uba.ar/recorridos/index.html

REFORMA DE 1918

En este link se puede ver lo videos de disertaciones sobre el tema de diferentes referentes de la UBA. Les recomiendo el de Pablo Buchbinder que es el autor del libro sobre la Historia de las Universidades Argentinas por el relato histórico sencillo y el de Vanossi porque se ocupa de los hechos previos que ocurrieron en la UBA , la Reforma antes de la reforma de la que hablamos

http://www.uba.ar/comunicacion/detalle_video.php?idv=14

viernes, 12 de septiembre de 2008

HISTORIA DE LAS UNIVERSIDADES



HISTORIA DE LAS
UNIVERSIDADES

AUTOR: Jaime Escobar


Trabajo extraido de la Revista Medicina.
Revista de la Academia Nacional de Medicina de Colombia.


"Durante los primeros siglos que siguieron a la caída de Roma la mente se había apartado de la observación de la naturaleza para sumirse en esas amplias discusiones metafísicas de la visión del mundo de comienzos de la Edad Media". Europa necesitó unos 800 años para restablecerse de la caída de Roma. Desde principios del siglo V, cuando S. Agustín presenció los primeros y principales impactos del colapso del viejo mundo (occidente), hasta el S XII cuando un notable y rápido incremento en el comercio dio origen a los primeros y vigorosos signos de una nueva realidad cultural, principalmente en Francia. "La verdad es que la Edad Media aportó su contribución a la ciencia desde una rica combinación de tradiciones intelectuales y de actitudes culturales. El misticismo y la magia presentaron terreno tan fértil como el del pensamiento racional. Si, espontáneamente, damos por sentado que la ciencia es el producto exclusivo de un esfuerzo racionalista, sólo estamos proyectando nuestra experiencia moderna...... sobre un contexto cultural anterior y decididamente diferente". (Goldstein) "El misticismo, por muy irracional e intrínsecamente "acientífico" que pueda parecernos, logró producir valiosas conclusiones científicas".Por ejemplo: En la medicina medieval existe una buena dosis de misticismo en el saber y la magia primitivas. " Los médicos del medievo ejercieron en gran parte mediante una mezcla de empirismo elemental y de saber misterioso, algo así como un sexto sentido aplicado a la naturaleza y a la enfermedad. Al resucitar la gran tradición hipocrática, la medicina medieval se vio comprometida con un enfoque humanista que partía de la persona total. Por eso, a pesar de su atraso técnico, parecía encontrarse con un nítido contraste con la especialización excesiva que se practica hoy, donde el ser humano se reduce a un conglomerado anónimo de síntomas clínicos"

La civilización medieval produjo los arquetipos y el impulso dinámico para las fuerzas principales del mundo moderno. Representa el período de gestación de la cultura moderna. La ciencia occidental se desarrolló en las redes de la erudición medieval que en el siglo XII eran las escuelas catedralicias. La catedral de Chartres, simboliza, históricamente los comienzos de nuestra era científica y tecnológica. En la escuela de Chartres se establecieron las bases filosóficas para el surgimiento de la ciencia medieval y la moderna. El estudio de la naturaleza se constituyó en disciplina por derecho propio. En Chartres, durante el siglo XII, el estudio de la ciencia obtuvo por primera vez una prioridad definitiva sobre la enseñanza de las artes liberales y los maestros lucharon por la instauración de osadas reformas en la educación superior general centrando el programa de estudios de ciencias naturales en el cuadrivio: aritmética, música (como matemáticas) geometría y astronomía y no en las humanidades tradicionales del trivio: gramática, retórica y lógica.

La escuela de Chartres desafiaba así a los 7 siglos de enseñanzas cristianas a cerca del lugar de la naturaleza en el esquema divino, contra todas las resistencias de las grandes escuelas catedralicias de Orleans, Saint Victor en París y Laon. El ser humano y el mundo eran una unidad en el pensamiento de Chartres; trivio y cuadrivio eran parte de un universo único. Pedro Abelardo En sus escritos (siglo XII) se hallan las raíces históricas de la técnica, del método con el que las grandes escuelas universitarias del S XIII construyeron, organizaron y expresaron sus doctrinas, las síntesis teológicas más complejas y más completas de la edad media. Abelardo en la Escuela de Santa Genoveva en París y Cátedra de Notre-Dame, Busca huir de los condicionamientos de las estructuras culturales cerradas e inmóviles y de las rígidas concepciones tradicionales para abrirse a una vía de investigación nueva y autónoma. Por esta época, en el siglo XIII Roger Bacon, franciscano, discerniendo el método científico previó una era científica 600 o 700 años después con destellos proféticos.


Bolonia y París representan los modelos organizativos en los que se inspiran en mayor o menor medida todas las demás universidades. La antigüedad y el oriente no conocieron esas entidades corporativas, libres asociaciones de maestros y alumnos, con sus privilegios y programas establecidos, sus diplomas y sus grados que constituyeron las universidades medievales. En Bolonia prevaleció la universitas scholarum, es decir, la corporación estudiantil. En París prevaleció la universitas magistrorum et scholarum, corporación de maestros y alumnos. La universidad de París fue una ampliación de la escuela catedralicia de Notre-Dame, muy prominente durante el siglo XII y atraía estudiantes de toda Europa. La curia romana liberó a la universidad de París de la tutela directa del Rey, del obispo y de su canciller, dándole autonomía para le enseñanza; aunque las autoridades eclesiásticas redactaron sus estatutos, prohibieron la lectura de ciertos libros e intervinieron para apaciguar conflictos y controversias.

Consecuencias de la aparición de la universidad
Son especialmente dos:
1. El nacimiento de un conjunto de maestros, sacerdotes y laicos, a los que la iglesia confiaba la enseñanza de la doctrina revelada, hasta entonces confiada a la Jerarquía eclesiástica. Ahora su título jurídico pertenece a la corporación universitaria.
2. La apertura de la universidad de París se hizo tanto a maestros como alumnos procedentes de todas las clases sociales. En épocas posteriores la universidad se convierte en aristocrática. Pero inicialmente acudían también y eran recibidos estudiantes de las clases populares, y el saber adquirido otorgaba nobleza o gentileza. Boecio se expresó así de este hecho: "es gentil quien ha estudiado largo tiempo en París, no para vender después su ciencia al menudeo, como hacen muchos, sino para saber la razón de las cosas y su causa".

El enorme crecimiento del conocimiento y la información y la tendencia a transformarlos en mercantilismo es preocupación hoy de la UNESCO. Hay dos hechos en la Baja Edad Media que marcan una novedad: 1. Aparición de la universidad, con el fin de formar a los jóvenes en las profesiones "clericales", la teología, el Derecho y la Medicina, como facultades mayores; como facultad menor o propedeútica la de artes o filosofía (base de toda sabiduría posible según los griegos).Del macrocosmos se ocupaba la teología, sobre el mesocosmos o la república, el derecho y sobre el microcosmos o cuerpo humano, la medicina. Esas 3 eran las "profesiones", fuera de ellas se hablaba de "oficios". El segundo hecho se relaciona con la historia de la medicina, se refiere a la cirugía considerada como "oficio", "arte manual" o "arte mecánico", impropios de gentes cultas que se dedicaban a las artes liberales. La medicina era arte liberal, (segunda filosofía, según Isidoro de Sevilla) pero no la cirugía. En esta baja Edad Media se intentó dignificarla y ennoblecerla; como la medicina, debía asumir sus propios patrones éticos para alcanzar el mismo prestigio de la medicina, y haciendo propia la disciplina clerical de la tradición hipocrática paternalista y beneficentista.Notas o características y funciones de la universidad
Desde su origen la universidad fue: 1. Corporativa 2. Universal 3. Científica y 4. Autónoma Por su propia misión emprendió acciones relativas al hombre, a la ciencia y a la sociedad.Las funciones de la universidad se relacionan con la enseñanza, la investigación, la extensión o servicio y la promoción de una sociedad democrática.


1.Sentido Corporativo:En el derecho romano corporación o "Collegium" era la totalidad de las personas que le conformaban, con entidad jurídica para ejercer actos como poseer y contratar.Los grupos de personas dedicadas al menester intelectual se denominan "Studium" o "Universitas", antecediendo Studium a la palabra Universitas.El primer Estatuto orgánico universitario, fue emitido por el legado papal Roberto Courcon a la universidad de París en 1215.En 1231 el sentido sociológico corporativo del término "universitas" fue reconocido jurídica y académicamente por la Bula "Parens Sciencitiarum" del Papa Gregorio IX; en 1261 aparece en la historia como nombre concreto la expresión "Universitas Parisiensis", Universidad de París, término próximo ya al sentido actual.

2.Universalidad:
No parece que exista ninguna fuente semántica común entre los términos "Universitas" y "Universale". La universalidad del origen de la universitas Medieval está relacionada con las causas que influyeron en su nacimiento, ontológicas y sociales, además, por las fuentes a que las universitas acudieron para adquirir sus sistemas administrativos y la apelación al poder pontificio, para adquirir reconocimiento institucional y como mediadora en los conflictos de la "Universitas" con la autoridad doméstica, eclesiástica o civil, o sea universalidad de jurisdicción. De otra parte, el hecho universitario se extendió prontamente por el continente europeo medieval y abrió sus puertas a estudiantes y maestros indiferente a su procedencia gentilicia, de todas las lenguas y naciones, (universalidad geográfica). El latín sirvió a todas como instrumento de comunicación científica y espiritual adquiriendo así universalidad lingüística. También universal, porque buscando todos los saberes los recogió de autores de todas las culturas y civilizaciones constituyéndose así en su universalidad científica y cultural, y porque los títulos que refrendaban los conocimientos adquiridos poseían validez universal para enseñar en todas partes.


3. Científica:
La "Universitas" comprende la diversidad de las ciencias y de las disciplinas convergentes en la unidad del saber.Debemos recordar que con el término "Epi-Istéme" los griegos reconocieron el triunfo de la inteligencia al penetrar ésta mediante la observación y el pensamiento filosófico en la naturaleza misma de las cosas y los fenómenos, superando el mito y las ficciones en torno a ellas.La palabra "Episteme" pasó al latín como Scientia del Verbo "Scio" que significa saber, conocer con razón suficiente y sustentable. También como el verbo Scire o saber de manera plena.La palabra latina "Ars" tiene como raíz helénica "Techné" que significa artificio, lo que se hace o produce con fundamento en el saber. Paulatinamente se fue diferenciando el hacer mismo o arte del "cómo hacer" que se consolida en la palabra "Técnica":Saber algo y saber por qué se hace lo que se hace, con validez universal.A las artes liberales se atribuyó un origen divino y fue Marciano Capella quien produjo el primer tratado sobre las "Artes" apoyado en el libro de las "Disciplinae" escrito por Marco Terencio Varron (116-27) AC. Fue el primero en usar la palabra "Disciplina" para denotar una rama del saber o un "Ars" concreta, el primer catálogo de las "Artes Liberales"; la gramática, la dialéctica, y la retórica, la geometría y la aritmética, la astronomía y la música y finalmente la medicina y la arquitectura.La medicina la incluyó Varron por el aprecio de que gozaban las tradiciones médicas de Hipócrates (460-377 A.C.) y la arquitectura porque basada en las tradiciones griegas, su técnica permitió en Roma el uso del arco y la bóveda, y la construcción de anfiteatros y acueductos.


4.Autonomía de la Universidad:
La cuarta nota de la universidad es la autonomía.En el caso de la ciencia y el saber, la autonomía debe ser considerada al menos desde dos aspectos: Por uno, la autonomía propia del poder del saber y la ciencia que la faculta para fijarse sus propias normas y métodos y los límites de su propia expansión y propósitos. Por otra parte, la autonomía de la ciencia y el saber, como tales, tienen una función social que cumplir. En el primer aspecto hay una autonomía interna. El saber es connaturalmente autónomo en sus acciones y en sí mismo, no puede ser externamente regulable.El segundo aspecto de la autonomía: por su misión, tiene límites externos de acción a los cuales debe adaptarse para cumplir los fines sociales de la cultura. Aquí se da la regulación del estado. Con el nacimiento de la universidad, la medicina de la antigüedad griega y clásica llegó también a ingresar a la nueva entidad de la educación superior, la "universitas", adquiriendo la capacidad de "facultas", obteniendo categoría al desligarse de las artes. La medicina estaba implícita dentro de la física hacia el siglo V como arte servil o manual (propio de los esclavos), a diferencia de las disciplinas de la mente y el espíritu que eran las "artes liberales" (propias de hombres libres). La medicina árabe se acrecentó especialmente a través de España entre los siglos X y XII. Escuelas célebres de la Edad Media como la de Montpellier o la de Salerno experimentaron esa vigorosa influencia de las escuelas árabes.

La "Universitas" medieval participó de la autonomía propia del saber, llevándolo a cabo en forma corporativa y universal. Es pues, la autonomía universitaria derivada del hecho de su corporación universal y científica.Involucró maestros y estudiantes libremente, de todos los orígenes y procedencias. Los organizó corporativamente y se abrió a todos los ámbitos políticos y culturales, se extendió a campos de la investigación, del conocimiento y de las profesiones para cumplir sus funciones con el hombre, la ciencia y la sociedad. Gracias a estas libertades Platón y Aristóteles, filósofos paganos se integraron al pensamiento teológico cristiano y se fundieron en unidad científica las tradiciones médicas de griegos, árabes y judíos y recogió el acervo de romanos y Bizantinos. Nacieron así las primeras profesiones liberales.La autonomía de la universidad debe ser considerada bajo tres aspectos: Científico, Social y Jurídico. Por lo científico es la autonomía del saber que se le reconoce, no se le otorga. Por su aspecto social, es susceptible de regulaciones externas que respeten la naturaleza de la cosa ordenada. Por el aspecto jurídico, quien gobierna tiene el derecho y la obligación de mandar a quienes posean la ciencia la comuniquen, por ser el saber un valor supraindividual. La autonomía debe merecerse.Se considera como funciones de la universalidad la docencia, la investigación, el servicio, y el desarrollo de una sociedad democrática. No todas las universidades tuvieron los estudios de teología, medicina y leyes, ni en caso de tenerlas dieron a las tres idéntica importancia.La Medicina en la Universidad La universidad de París oficialmente creada en 1200 por Felipe Augusto fue separada por Abelardo en dos facultades que tenían gran renombre: las Artes y la teología y más tarde la filosofía Escolástica que nació en ella, y así, estas "Facultas" fueron las más importantes y famosas. El estatuto más antiguo de los estudios médicos en París data de 1270. En Montpellier se cumplió la primera separación de la medicina, del cuerpo de las artes, para que iniciara así su vida autónoma de facultas Médica, Universitaria y Científica.

En 1213 en París, se da el nombre de Facultas al conjunto de maestros concertados para los estudios médicos, así que la Facultas asume para sí un sentido corporativo o grupal dentro de la gran corporación universitaria. Es bueno recordar que la palabra "Facultad" deriva de la palabra "Facultas" a su vez del latín "Facere" significa conjunto de maestros, disciplina o estructura académica dentro de la universidad, o potestad responsable. Siendo así la Facultas una pieza también del mecanismo administrativo de la universidad. Debemos aclarar acá sobre el término Rector nacido del derecho a principios del siglo XI, palabra latina que designa a los jefes de las ciudades Lombardas, la cual pasó a la universidad con el concepto que se aplica solamente a quien regía el grupo de doctores de leyes o a quien fuera "Caput Studii" o "Caput Universitatis" y con diversas variaciones en Oxford y en otras universidades, el rector pasó a ser el jefe verdadero de la corporación universitaria con preeminencia y honores especiales, y era ante todo un académico. El término Decano deriva de "Decanus" término de origen militar, de quien tenía mando sobre 10 soldados, y fue una figura del gobierno académico en la Universitas que también tuvo funciones de rector. Cuando se fortaleció la institución universitaria y desaparecieron los múltiples rectores, uno fue el Rector Universitatis y otros los Decani Facultatum. Dentro de las mismas organizaciones universitarias fueron surgiendo otros organismos cada uno con su director hasta llegarse a una organización similar a la actual. Vale la pena mencionar lo relacionado con una determinada profesión liberal, la medicina, en la cual los cirujanos eran "Officialis minoris" o "Supositi" de la universidad, especialmente en las que tenían facultas médicas. La separación entre la medicina y la cirugía se inició desde Galeno, y esta separación mantuvo en el atraso la cirugía.


Las universidades del Medioevo distinguieron bien entre la medicina como ciencia tan unida entre griegos, romanos, árabes, y hebreros, al pensamiento filosófico y el arte casi mecánico y ciertamente manual de la cirugía. Cirugía, entonces, vale la pena recordar es un trabajo u operación manual y la palabra mano, en griego se dice "Jair". Así, los cirujanos fueron tenidos en menos; no podían actuar sino bajo la presencia y supervisión del "Doctor Medicinae". A partir de 1436, al menos en París, los cirujanos fueron admitidos como "Maestros" o "Doctores", siempre que hubieran antes tomado lecciones didácticas de los maestros de la medicina científica. Hubo luchas intestinas por años entre los doctores "Medicinae" y los cirujanos, conocidos también como Barberos cirujanos, incorporados a la universidad de Oxford en 1347. La pugna se mantuvo hasta el siglo XVI. La paz vino merced a la universidad de Montpellier y más tarde gracias a los grandes anatomistas como Vesalio. Los cirujanos aceptaron no hacer de Barberos y éstos se desplazaron a la dentistería. Los títulos se dieron entonces en conjunto de médico y cirujano otorgado por las universidades. Esta simbiosis titular subsiste aún entre nosotros. (Pero actualmente por ley sin el título de doctor, y con asomos o conatos de revivir la lucha para independizarlos nuevamente).

Las "Universitates" se constituyeron en reducto de las ciencias, para investigar sus fuentes y comprimirlas en "Summae". Entendida la Universidad como generadora del saber, se le atribuyó el carácter de "Alma Mater" en el sentido de engendrar y transformar al hombre por obra de la ciencia y el saber. Títulos: Desde entonces con el carácter de servicio a la sociedad nació el concepto de "Professio" o profesión como una indudable ligazón entre la universitas y la sociedad de entonces lo cual sigue siendo válido hasta nuestros días. En términos de aspiraciones sociales como modernamente se dice, parece que la educación, la justicia y la salud, han sido y serán siempre anhelo e inquietudes de la humanidad. "Professio" en el latín clásico significa deposición o declaración de los bienes ante el magistrado. También significa un arte, oficio, facultad y habilidad para algo, siendo por tanto un término de contenido jurídico como lo consagraba el derecho romano. Los oficios gozaban de prerrogativas particulares y de protección por parte de la ley.

El ejercicio de las profesiones estaba garantizado por los "Títuli" (Títulos) palabra con la cual los latinos significaban inscripción o un rótulo, también nombre de nobleza, una señal o un anuncio. Las denominaciones "Doctor", "Magister" y "Profesor" no tuvieron en términos generales el carácter de títulos académicos o "Titulae" como a estos los hemos venido entendiendo. Eran también formas de referirse dentro de la corporación universitaria a quienes enseñaban. "Doctor" y "Profesor" fueron en la Edad Media nombres vocativos de tratos sociales, que tuvieron significado casi sinónimo. En el fondo, con cualquiera de estas tres referencias se aludía al que enseñaba. Durante el siglo XII el título de doctor fue exclusivamente un grado académico conferido por la Escuela de Derecho de Bolonia y mucho más tarde lo adoptó también la facultad de medicina con carácter exclusivo a quienes enseñaban medicina y progresivamente se extendió a todos los médicos. La desvalorización del título requirió el empleo de otro más específico el de "Catedrático". En Oxford, y en general en Inglaterra se extendió la costumbre de denominar "Doctor" a quienes enseñaban en las facultades superiores y "Magister" a los que lo hicieron en las facultades inferiores de Arte y de Gramática.

La medicina fue ejercida entonces por largos siglos por las gentes de la iglesia hasta los años 1130 – 1131 cuando los concilios de Clermont y de Reims prohiben a los monjes la práctica de este arte, prohibición que se extenderá más tarde a la cleresía secular. Es entonces en Italia en donde aparece la primera escuela de medicina que alcanza rápidamente renombre europeo: Salerno fue llamada "Civita Hipocrática" (La ciudad Hipocrática). La leyenda atribuye la formación de esta escuela a cuatro médicos: un árabe Adela: un judío, Helinus; un griego, Pontus; un latino, Salernus. El estatuto que expidió Federico II entre los años 1231 y 1241 que por primera vez ordenaba el ejercicio médico, y prohibía su práctica sin un certificado extendido por los profesores de Salerno, insistía en que las leyes no deben servir a la clase médica sino al bien común. Una vez examinados, los médicos recibían del emperador o su delegado el beneplácito para el ejercicio de la medicina. Su violación se castigaba con la expropiación de bienes y la cárcel.

Es interesante preguntarse por qué las disciplinas médicas, tan asidas, al pensamiento filosófico, como que formaron parte de la "Physica" en lo concerniente al hombre dentro del universo de las criaturas, pero de ejercicios tan prácticos y aún experimentales, como la cirugía, la patología, y la terapéutica hubieran podido constituirse en "Facultades Médicas" de la universidad medieval. Más si se tiene en cuenta que la enseñanza médica estaba por fuera del sistema escolar del medioevo, y la medicina "solo en un momento mereció mención específica dentro del elenco de las artes". (Marciano Capella excluyó la medicina de las siete artes liberales, y en la edad media cristiana se aceptó con entusiasmo el esquema de Marciano).

San Isidoro hace de la medicina una filosofía segunda, no solo por la meta a la cual el saber médico se dirige sino porque tiene que ver con todas las artes liberales. Mas tarde, Dungalo, miembro de la escuela Palatina de Aquisgran, exige oficialmente que sea la medicina "Octava Arte". Y en esta forma la medicina apareció en este centro del saber y de la intelectualidad europea en los siglos X y XII en la escuela de Chartres. Con sus pocos y escasos conocimientos fisiológicos y patológicos y con pocos recursos terapéuticos (dietética, farmacia, cirugía) la Ars Médica a finales de la alta edad media llega a la institución universitaria ocupando el puesto académico de "Facultas universitaria" en el siglo XIII. Es bueno recordar aquí el viejo conflicto entre teóricos y prácticos de las profesiones en relación del conflicto entre medicina y cirugía, a este respecto que en siglo XI hubo una disputa entre el Egipcio Ibn Ridwan, y el Iraquí Ibn Butlan, relacionado con el método para la formación del médico, defendiendo uno la instrucción teórica, amplia y previa por una parte, y el otro partidario del inmediato aprendizaje al lado de un buen práctico. Y se decía "Quien solo es perfecto en medicina pero no en la lógica, la matemática, la física, y la teología, más que un verdadero médico es un practicante en medicina", escribía Ibn Ridwan".

¿Hoy cuál podría ser la misión de la Universidad?
Misión Teleológica o Trascendente: en un horizonte o utopía, potenciar al máximo las cualidades superiores del ser humano considerado como un fin y como parte integrante de la naturaleza y el cosmos. Una misión contingente o pragmática para desarrollar los currículos desde los diferentes campos del saber con la promoción de la investigación, la docencia, el servicio en función de la formación integral del ser humano. Es como un volver a los orígenes primigenios de la universidad, cuando se logró la síntesis de los saberes dispersos en la sociedad de entonces y agruparlos desde diferentes disciplinas, mucho más dispersas hoy, alrededor de la vida: eso es la Bioética.

Bibliografía

1. Borrero, A., Simposio Permanente Sobre la Universidad. ASCUN, Bogotá.
2. Escobar, T. J. Antecedentes del Desarrollo y Enseñanza de la Medicina y el Nacimiento de la Universidad. Proyecciones de un Programa. Escuela Colombiana de Medicina. Colección Educación Médica Vol.
3. Bogotá 1990.3. Goldstein, T. Los Albores de la Ciencia. De los Arabes a Leonardo Davinci. Fondo Ed. Interamericano México, 1984
4. Gracia, D. Fundamentos de Bioética. Eudema, Madrid, 1991
5. Reale, G., Antiseri, D. Historia del Pensamiento Filosófico y Científico. I Antigüedad y Edad Media, Herder, Barcelona 1991.
6. Silva, R. Universidad y Sociedad en el Nuevo Reino de Granada. Banco de la República, Bogotá 1992.

sábado, 30 de agosto de 2008










EDICTO DE ERECCIÓN

DE LA

UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES

D. Martín Rodríguez,
Brigadier General, Gobernador y Capitán General
de la Provincia de Buenos Aires.



Desde el año de 1778 estaban expedidas las órdenes para el establecimiento de la Universidad de esta ciudad, y la más remarcable indiferencia del Gobierno metropolitano las había sepultado en el olvido. Excitado el Supremo Poder Ejecutivo por las instancias de muchos ciudadanos amantes de la ilustración y progreso del país, propuso al Congreso General en 1819 la erección de este establecimiento literario; y oficiando que se hallaba bastantemente facultado para proceder a fundarlo por sí solo, manifestó que deseaba la cooperación de aquel cuerpo soberano para colmar de autoridad la ejecución de un pensamiento tan benéfico.



El Congreso General adhirió a la propuesta, dándole las formas provisionales el Gobierno y cuidando de remitirlas para su aprobación a la primera Legislatura. Las calamidades del año veinte lo paralizaron todo, estando a punto ya de realizarse. Pero habiéndose restablecido el sosiego y la tranquilidad de la Provincia, es uno de los primeros deberes del gobierno entrar de nuevo a ocuparse en la educación pública y promoverla por un sistema general, que siendo el más oportuno para hacerla florecer, lo había suspendido la anarquía y debe desarrollar el nuevo orden.



Animado de estos sentimientos resolví llevar a ejecución la fundación de la Universidad, y para poner más expeditas las medidas conducentes a este fin, nombré Cancelario y Rector, dándole las facultades necesarias para que procediese y dispusiese la erección; y en seguida habiendo también nombrado Prefectos para presidir los departamentos científicos, dispuse que se formase un Tribunal compuesto de estos funcionarios y de los doctores decanos de cada facultad; y habiéndoseme comunicado que se hallaba todo ya dispuesto y ordenado para hacer la institución, por el presente público, solemne edicto, erijo e instituyo una Universidad mayor, con fuero y jurisdicción académica, y establezco una sala general de Doctores que se compondrá de todos los que hubiesen obtenido el grado de doctor en las demás universidades y sean naturales de esta provincia, casados ó domiciliados en ella ; y por la falta que hay de Licenciados, serán matriculados como tales, por esta sola vez, los que habiendo obtenido el grado de Bachiller en alguna facultad mayor, hayan recibido después la licencia para ejercer la facultad. Los estatutos demarcarán la autoridad y jurisdicción de la Universidad, del Tribunal literario, del Cancelario y del Rector; y entretanto que se expiden aquellos quedarán completamente autorizados para conocer y resolver en todos los casos y causas del fuero académico.



Las facultades particulares de los Prefectos serán regladas del mismo modo, no menos que los derechos, preeminencias y prerrogativas de todos los individuos que pertenecen a cada uno de los Departamentos, entendiéndose que desde esta fecha gozará la Universidad y sus individuos de los que están concedidos a las Universidades mayores más privilegiadas, y entrará también en posesión de todos los derechos, rentas, edificios, fincas, y además que han estado aplicadas a los estudios públicos y han servido para sus usos, funciones y dotación. Todo lo cual mando que así se guarde y cumpla puntualmente, publicándose este edicto en la sala general de la Universidad por el Escribano Mayor de Gobierno el día de su apertura. A cuyo efecto hice expedir el presente, firmado de mi mano, sellado con el sello de la Provincia y refrendado por mi Secretario de Gobierno; en Buenos Aires a 9 de Agosto de 1821.

Martín Rodríguez
Bernardino Rivadavia

viernes, 29 de agosto de 2008

INDICE DE CONTENIDOS

lunes, 21 de julio de 2008

MENTES CORTAS, BASTONES LARGOS





Carta de Warren AmbroseProfesor de Matemática en el Massachusets Institute of Technology (MIT) de visita en la Universidad de Buenos Aires

Buenos Aires, Argentina, 30 de julio de 1966
The New York Times New York, N.Y.






Estimados señores:


Quisiera describirles un brutal incidente ocurrido anoche en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Buenos Aires, y pedir que los lectores interesados envíen telegramas de protesta al presidente Onganía. Ayer el gobierno emitió una ley suprimiendo la autonomía de la Universidad de Buenos Aires y colocándola (por primera vez) bajo la jurisdicción del Ministerio de Educación. El gobierno disolvió los Consejos Superiores y Directivos de las Universidades y decidió que desde ahora en adelante la Universidad estaría controlada por los decanos y el rector, que funcionarían a las órdenes del Ministerio de Educación. A los decanos y al rector se les dieron 48 horas de plazo para aceptar esto. Pero los decanos y el rector emitieron una declaración en la cual se negaban a aceptar la supresión de la autonomía universitaria. Anoche a las 22, el decano de la Facultad de Ciencias, Dr. Rolando García (un meteorólogo de fama internacional, que ha sido profesor de la Universidad de California, en Los Angeles), convocó a una reunión del Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias (compuesto por profesores, graduados y estudiantes, con mayoría de profesores) e invitó a algunos otros profesores (entre los que me incluyo) a asistir a la misma.









El objetivo de la reunión era informar a los presentes la decisión tomada por el rector y los decanos y proponer una ratificación a la misma. Dicha ratificación fue aprobada por 14 votos a favor con una abstención (proveniente de un representante estudiantil). Luego de la votación, hubo un rumor de que la policía se dirigía hacia la Facultad de Ciencias con el propósito de entrar, que en breve plazo resultó cierto. La policía llegó y, sin ninguna formalidad, exigió la evacuación total del edificio, anunciando que entraría por la fuerza al cabo de 20 minutos (las puertas de la Facultad habían sido cerradas como símbolo de resistencia -aparte de esa medida, no hubo resistencia-). En el interior del edificio, la gente (entre quienes me encontraba) permaneció inmóvil, a la expectativa. Había alrededor de 300, de los cuales 20 eran profesores y el resto estudiantes y docentes auxiliares (es común allí que a esa hora de la noche haya mucha gente en la Facultad porque hay clases nocturnas, pero creo que la mayoría se quedó para expresar su solidaridad con la Universidad).




Entonces entró la policía. Me han dicho que tuvieron que forzar las puertas, pero lo primero que escuché fueron bombas que resultaron ser gases lacrimógenos. Luego llegaron soldados que nos ordenaron, a gritos, pasar a una de las aulas grandes, donde se nos hizo permanecer de pie, contra la pared, rodeados por soldados con pistolas, todos gritando brutalmente (evidentemente estimulados por lo que estaban haciendo -se diría que estaban emocionalmente preparados para ejercer violencia sobre nosotros-).




Luego, a los alaridos, nos agarraron a uno por uno y nos empujaron hacia la salida del edificio. Pero nos hicieron pasar entre una doble fila de soldados, colocados a una distancia de 10 pies entre sí, que nos pegaban con palos o culatas de rifles, y que nos pateaban rudamente, en cualquier parte del cuerpo que pudieran alcanzar. Nos mantuvieron incluso a suficiente distancia uno del otro de modo que cada soldado pudiera golpear a cada uno de nosotros. Debo agregar que los soldados pegaron tan duramente como les era posible y yo (como todos los demás) fui golpeado en la cabeza, en el cuerpo, y en donde pudieran alcanzarme. Esta humillación fue sufrida por todos nosotros -mujeres, profesores distinguidos, el decano y el vicedecano de la Facultad, auxiliares docentes y estudiantes-.






Hoy tengo el cuerpo dolorido por los golpes recibidos, pero otros, menos afortunados que yo, han sido seriamente lastimados. El profesor Carlos Varsavsky, director del nuevo radio-observatorio de La Plata recibió serias heridas en la cabeza; un ex-secretario de la Facultad, de 70 años de edad, fue gravemente lastimado, como así mismo Félix González Bonorino, el geólogo más eminente del país. Después de esto fuimos llevados a la comisaría seccional en camiones, donde nos retuvieron un cierto tiempo, después del cual los profesores fuimos dejados en libertad, sin ninguna explicación. Según mis conocimientos, los estudiantes siguen presos. A mí me pusieron el libertad alrededor de las 3 de la mañana, de manera que estuve con la policía alrededor de 4 horas.






No tengo conocimiento de que se haya ofrecido ninguna explicación por este comportamiento. Parece simplemente reflejar el odio del actual gobierno por los universitarios, odio para mí incomprensible, ya que a mi juicio constituyen un magnífico grupo, que han estado tratando de construir una atmósfera universitaria similar a la de las universidades norteamericanas. Esta conducta del gobierno, a mi juicio, va a retrasar seriamente el desarrollo del país, por muchas razones, entre las que se encuentra el hecho de que muchos de los mejores profesores se van a ir del país.

Atentamente. Warren Ambrose

viernes, 18 de julio de 2008

PROTESTA ESTUDIANTIL DE 1918










MANIFIESTO LIMINAR




La juventud argentina de CórdobaA los hombres libres de Sud AméricaMANIFIESTO DE LA F. U. DE CÓRDOBA




Hombres de una República libre, acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica. Hemos resuelto llamar a todas las cosas por el nombre que tienen. Córdoba se redime. Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan. Creemos no equivocarnos. Las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana.



La rebeldía estalla en Córdoba y es violenta porque aquí los tiranos se habían ensoberbecido y era necesario borrar para siempre el recuerdo de los contrarrevolucionarios de mayo. Las universidades han sido hasta aquí el refugio secular de los mediocres, la renta de los ignorantes, la hospitalización segura de los inválidos y - lo que es peor aún el lugar en donde todas las formas de tiranizar y de insensibilizar hallaron la cátedra que las dictara. Las universidades han llegado a ser así fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad senil. Por eso es que la ciencia frente a estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrático. Cuando en un rapto fugaz abre sus puertas a los altos espíritus es para arrepentirse luego y hacerles imposible la vida en su recinto. Por eso es que dentro de semejante régimen, las fuerzas naturales llevan a mediocrizar la enseñanza y el ensanchamiento vital de los organismos universitarios no es el fruto del desarrollo orgánico, sino el aliento de la periodicidad revolucionaria.



Nuestro régimen universitario - aún el más reciente – es anacrónico. Está fundado sobre una especie del derecho divino: el derecho divino del profesorado universitario. Se crea así mismo. En él nace y en él muere. Mantiene un alejamiento olímpico. La Federación Universitaria de Córdoba se alza para luchar contra ese régimen y entiende que en ello lleva la vida. Reclama un gobierno estrictamente democrático y sostiene que el demos universitario, la soberanía, el derecho a darse el gobierno propio radica principalmente en los estudiantes. El concepto de autoridad que corresponde y acompaña a un director o a un maestro en un hogar de estudiantes universitarios no puede apoyarse en la fuerza de disciplinas extrañas a la sustancia misma de los estudios. La autoridad en un hogar de estudiantes no se ejercita mandando, sino sugiriendo y amando: enseñando.



Si no existe una vinculación espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda enseñanza es hostil y por consiguiente infecunda. Toda la educación es una larga obra de amor a los que aprenden. Fundar la garantía de una paz fecunda en el artículo conminatorio de un reglamento o de un estatuto es, en todo caso, amparar un régimen cuartelario, pero no una labor de ciencia. Mantener la actual relación de gobernantes a gobernados es agitar el fermento de futuros trastornos. Las almas de los jóvenes deben ser movidas por fuerzas espirituales. Los gastados resortes de la autoridad que emana de la fuerza no se avienen con lo que reclaman el sentimiento y el concepto moderno de las universidades. El chasquido del látigo sólo puede rubricar el silencio de los inconscientes o de los cobardes. La única actitud silenciosa que cabe en un instituto de ciencia es la del que escucha una verdad o la del que experimenta para crearla o comprobarla.



Por eso queremos arrancar de raíz en el organismo universitario el arcaico y bárbaro concepto de autoridad que en estas casas de estudios es un baluarte de absurda tiranía y sólo sirve para proteger criminalmente la falsa dignidad y la falsa competencia. Ahora advertimos que la reciente reforma, sinceramente liberal, aportada a la Universidad de Córdoba por el doctor José Nicolás Matienzo sólo ha venido a probar que el mal era más afligente de lo que imaginábamos y que los antiguos privilegios disimulaban un estado de avanzada descomposición. La reforma Matienzo no ha inaugurado una democracia universitaria, ha sancionado el predominio de una casta de profesores. Los intereses creados en tornos de los mediocres han encontrado en ella un inesperado apoyo. Se nos acusa ahora de insurrectos en nombre de un orden que no discutimos, pero que nada tiene que seguir burlando y embruteciendo, proclamamos bien alto el derecho sagrado a la insurrección. Entonces la única puerta que nos queda abierta a la esperanza, es el destino heroico de la juventud. El sacrificio es nuestro mejor estímulo, la redención espiritual de las juventudes americanas nuestra única recompensa, pues sabemos que nuestras verdades lo son -y dolorosas- de todo el continente ¿Qué en nuestro país una ley - se dice- la ley Avellaneda, se opone a nuestros anhelos?, pues reformar la ley que nuestra salud moral lo está exigiendo.

La juventud vive siempre en trance de heroísmo. Es desinteresada, es pura. No ha tenido tiempo aún de contaminarse. No se equivoca nunca en la elevación de sus propios maestros. Ante los jóvenes no se hace mérito adulante o comprado. Hay que dejar que ellos mismo elijan sus maestros y directores, seguros de que el acierto ha de coronar sus determinaciones. En adelante sólo podrán ser maestros en la futura república universitaria los verdaderos constructores de almas, los creadores de verdad, de belleza y de bien.



La juventud universitaria de Córdoba cree que ha llegado la hora de plantear este grave problema a la consideración del país y de sus hombres representativos.



Los sucesos acaecidos recientemente en la Universidad de Córdoba con motivo de la elección rectoral, aclaran singularmente nuestra razón en la manera de apreciar el conflicto universitario. La Federación Universitaria de Córdoba cree que debe hacerle conocer al país y a América las circunstancias de orden moral y jurídico que invalidan el acto electoral verificado el 15 de junio. Al confesar los ideales y principios que mueven a la juventud en esta hora única de su vida, quiere referir los aspectos locales del conflicto y levantar bien alta la llama que está quemando el viejo reducto de la opresión clerical. En la Universidad Nacional de Córdoba y en esta ciudad no se han presenciado desórdenes, se ha contemplado y se contempla el nacimiento de una verdadera revolución que ha de agrupar bien pronto bajo su bandera a todos los hombres libres del continente. Referiremos los sucesos para que se vea cuanta razón nos asistía y cuánta vergüenza nos sacó a la cara la cobardía y la perfidia de los reaccionarios. Los actos de violencia, de los cuales nos responsabilizamos íntegramente, se cumplían como en el ejercicio de puras ideas. Volteamos lo que representaba un alzamiento anacrónico y lo hicimos para poder levantar siquiera el corazón sobre esas ruinas. Aquellos representan también la medida de nuestra indignación en presencia de la miseria moral, de la simulación y del engaño artero que pretendía filtrarse con las apariencias de la legalidad. El sentido moral estaba oscurecido en las clases dirigentes por un fariseísmo tradicional y por una pavorosa indigencia de ideales.



El espectáculo que ofrecía la Asamblea universitaria era repugnante. Grupos de amorales deseosos de captarse la buena voluntad del futuro rector explotaban los contornos en el primer escrutinio, para inclinarse luego al bando que parecía asegurar el triunfo, sin recordar la adhesión públicamente empeñada, el compromiso de honor contraído por los intereses de la universidad. Otros -los más- en nombre del sentimiento religioso y bajo la advocación de la Compañía de Jesús, exhortaban a la traición y al pronunciamiento subalterno. (Curiosa religión que enseña a menospreciar el honor y deprimir la personalidad. Religión para vencidos o para esclavos). Se había obtenido una reforma liberal mediante el sacrificio heroico de una juventud. Se creía haber conquistado una garantía y de la garantía se apoderaban los únicos enemigos de la reforma. En la sombra los jesuitas habían preparado el triunfo de una profunda inmoralidad. Consentirla habría comportado otra traición. A la burla respondimos con la revolución. La mayoría expresaba la suma de la represión, de la ignorancia y el vicio. Entonces vimos la única lección que cumplía y espantamos para siempre la amenaza del dominio clerical.



La sanción moral es nuestra, el derecho también. Aquellos pudieron obtener la sanción jurídica, empotrarse en la ley. No se lo permitimos. Antes de que la iniquidad fuera un acto jurídico, irrevocable y completo, nos apoderamos del salón de actos y arrojamos a la canalla, solo entonces amedrentada, a la vera de los claustros. Que esto es cierto, lo patentiza el hecho de haber, a continuación, sesionado en el propio salón de actos la Federación Universitaria y de haber firmado mil estudiantes sobre el mismo pupitre rectoral, la declaración de huelga indefinida.
En efecto, los estatutos reformados disponen que la elección del rector terminará en una misma sesión, proclamándose inmediatamente el resultado, previa lectura de cada una de las boletas y aprobación del acta respectiva. Afirmaremos, sin temor de ser rectificados, que las boletas no fueran leídas, que el acta no fue aprobada, que el rector no fue proclamado, y que, por consiguiente, por la ley, aun no existe rector de esta universidad.



La juventud universitaria de Córdoba afirma que jamás hizo cuestión de nombres ni de empleos. Se levanto contra un régimen administrativo, contra un método docente, contra un concepto de autoridad. Las funciones publicas se ejercitaban en beneficio de determinadas camarillas. No se reformaban ni planes ni reglamentos por temor de que alguien en los cambios pudiera perder su empleo. La consigna de “hoy para ti y mañana para mi”, corría de boca en boca y asumía la preeminencia de estatuto universitario. Los métodos docentes estaban viciados de un estrecho dogmatismo, contribuyendo a mantener a la universidad apartada de la ciencia y de las disciplinas modernas. Las lecciones, encerradas en la repetición de viejos textos, amparaban el espíritu de rutina y de sumisión. Los cuerpos universitarios, celosos guardianes de los dogmas trataban de mantener en clausura a la juventud, creyendo que la conspiración del silencio puede ser ejercitada en contra de la ciencia. Fue entonces cuando la oscura universidad mediterránea cerro sus puertas a Ferri, a Ferrero, a Palacios y a otros, ante el temor de que fuera perturbada su placida ignorancia. Hicimos entonces una santa revolución y el régimen cayo a nuestros golpes.
Creímos honradamente que nuestro esfuerzo había creado algo nuevo, que por lo menos la elevación de nuestros ideales merecía algún respeto. Asombrados, contemplamos entonces, como se coaligaban para arrebatar nuestra conquista los mas crudos reaccionarios.



No podemos dejar librada nuestra suerte a la tiranía de una secta religiosa, ni al juego de intereses egoístas. A ello se nos quiere sacrificar. El que se titula rector de la Universidad de San Carlos ha dicho su primera palabra: “Prefiero antes que renunciar que quede el tendal de cadáveres de estudiantes”. Palabras llenas de piedad y de amor, de respeto reverencioso a la disciplina; palabras dignas del jefe de una casa de altos estudios. No invoca ideales ni propósitos de acción cultural. Se siente custodiado por la fuerza y se alza soberbio y amenazador. Armoniosa lección que acaba de dar a la juventud el primer ciudadano de una democracia universitaria! Recojamos la lección, compañeros de toda América; acaso tenga el sentido de un presagio glorioso, la virtud de un llamamiento a la lucha suprema por la libertad; ella nos muestra el verdadero carácter de la autoridad universitaria, tiránica y obcecada, que ve en cada petición un agravio y en cada pensamiento una semilla de rebelión.



La juventud ya no pide, exige que se le reconozca el derecho a exteriorizar ese pensamiento propio en los cuerpos universitarios por medio de sus representantes. Está cansada de soportar a los tiranos. Si ha sido capaz de realizar una revolución en las conciencias, no puede desconocérsele la capacidad de intervenir en el gobierno de su propia casa.



La juventud universitaria de Córdoba, por intermedio de su Federación, saluda a los compañeros de la América toda y les incita a colaborar en la obra de libertad que se inicia.



Enrique F. BARROS, Horacio VALDÉS, Ismael C. BORDABEHERE, PRESIDENTES
Gumersindo SAYAGO- Alfredo CASTELLANOS - Luis M. MÉNDEZ - Jorge L. BAZANTE - Ceferino GARZÓN MACEDA - Julio MOLINA - Carlos SUÁREZ PINTO - Emilio R. BIAGOSCH - Ángel J. NIGRO - Natalio J. SAIBENE - Antonio MEDINA ALLENDE - Ernesto
GARZÓN.

miércoles, 11 de junio de 2008





DECLARACIÓN DE LA CRES 2008

Conferencia regional de

Educación Superior en

América Latina y el Caribe



La Educación Superior es un bien público social, un derecho humano y universal y un deber del Estado. Ésta es la convicción y la base para el papel estratégico que debe jugar en los procesos de desarrollo sustentable de los países de la región.



La Conferencia Regional de Educación Superior 2008 hace un urgente y enfático llamado a los miembros de las comunidades educativas, particularmente a los encargados de la toma de decisiones políticas y estratégicas, a los responsables de los Ministerios de Educación, de Educación Superior, de Cultura y de Ciencia y Tecnología, a las organizaciones internacionales, a la propia UNESCO y a los actores y personas involucrados en las tareas educativas y universitarias, a considerar los planteamientos y las líneas de acción que se han derivado del debate sostenido en ella acerca de las prioridades que la Educación Superior debe asumir, sobre la base de una clara conciencia respecto de las posibilidades y aportes que ésta reviste para el desarrollo de la región.




Los desafíos y retos que debemos enfrentar son de tal magnitud que, de no ser atendidos con oportunidad y eficacia, ahondarán las diferencias, desigualdades y contradicciones que hoy impiden el crecimiento de América Latina y el Caribe con equidad, justicia, sustentabilidad y democracia para la mayoría de los países que la conforman. Esta Conferencia Regional señala que, si bien se ha avanzado hacia una sociedad que busca cambios y referentes democráticos y sustentables, aún faltan transformaciones profundas en los ejes que dinamizarán el desarrollo de la región, entre los cuales, uno de los más importantes, es la educación y en particular la
Educación Superior.

lunes, 2 de junio de 2008




Sobre fósiles y cientificistas
Oscar Varsavsky [1]

Charla pronunciada en la Universidad Central de Venezuela en Junio de 1968, el Dr. Oscar Varsavsky. Son palabras que tienen el valor de haber sido pronunciadas a partir de una historia de vida y de su posterior análisis, profundamente crítico. Para situarnos ante estos hechos, la historia nos remite a 1955 cuando se encamina la denominada Renovación de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Buenos Aires hasta que la policía entró a repartir palos a estudiantes y profesores en Julio de 1966, inaugurando lo que se daría en llamar "la noche de los bastones largos". Las palabras de Varsavsky resumen con crudeza los problemas encarnados en nuestro sistema de ciencia y tecnología, en nuestras universidades y en sus propios actores, en tanto profesores o estudiantes, y tienen la extraña virtud de llegar a nuestros días sin perder vigencia, muy por el contrario, sus palabras siguen describiendo con total precisión lo que aún vivimos y padecemos. En este artículo se superponen tres tiempos históricos: la experiencia desarrollada en la Facultad de Ciencias de la UBA desde el ’55 al ’66; el análisis crítico a la luz de lo realizado en otro tiempo (1968) y lugar (Venezuela); y nuestro propio tiempo sobre el cual impactan desafiantes estas palabras.

En toda acción es muy cómodo identificar al enemigo: la táctica, las victorias, las derrotas, todo se hace más claro y fácil. Yo estoy de acuerdo en que esos profesores “fósiles” son un enemigo que hay que vencer, y ojalá tengan pleno éxito en esa tarea. Pero quiero hablarles de otro enemigo no tan fácilmente identificable, puesto que en ocasiones como ésta aparece incluso como un aliado, pero que luego resulta más peligroso que el otro, más eficiente en la tarea de impedir a la Universidad realizar su verdadera misión.



(Tomando como referencia a la renovación que se hizo en la Facultad de Ciencias de Buenos Aires, en el período 1955-1966). Pensando siempre en el primer enemigo, quisimos pues asegurarnos de que sólo “buenos científicos” iban a ganar los concursos. Si se tomaba en cuenta como antecedente la antigüedad en la docencia o los títulos académicos habituales en el país, se nos volvían a meter los fósiles. El criterio debía ser la actividad científica, pero ¿cómo se mide? La unidad de medida propuesta fue la de más prestigio en el Hemisferio Norte: el “paper”, el artículo publicado en una revista extranjera, porque las nacionales no daban suficiente garantía de calidad.



Todos aceptamos ese criterio. Poco a poco, sin embargo, algunos empezamos a darnos cuenta de ciertas tristes realidades de la vida científica. Encontramos que en algunos campos, como Biología, donde el nivel internacional es muy desparejo, hay revistas extranjeras dispuestas a publicar prácticamente cualquier cosa. Una mala descripción de un alga de la Patagonia o cualquier otra trivialidad podía hacerse publicar en alguna revista internacional, con tal de tener algún conocido en el cuerpo editor.

En otro tipo de ciencias, como la Física, descubrimos gente que habiendo aprendido en el exterior una técnica todavía no muy difundida en el mundo, se hacía comprar el aparato correspondiente al volver al país y se ponía a aplicar esa técnica a muchas sustancias diferentes. Hay miles de moléculas que se pueden analizar por resonancia paramagnética, por ejemplo: cada una de ellas puede producir un paper, cuyo valor puede ir desde infinito a cero, o incluso ser negativo. La persona que había tenido la habilidad de dedicarse a eso aparecía entonces con antecedentes mucho mejores que otras de gran capacidad pero que sólo escribían un paper cuando tenían algo decentemente original que decir.

Lo ridículo del caso es que allá igual que aquí, nosotros conocíamos perfectamente a todos los que se presentaban a concurso, porque habían sido colegas, compañeros, o alumnos nuestros, y podíamos decir de antemano sin equivocarnos cuáles de ellos iban a ser útiles, quiénes iban a formar escuela, quiénes iban a enseñar con interés, como verdaderos maestros, quiénes se iban a preocupar por los problemas del país, sin descuidar por ello el rigor científico. Y sabíamos por otra parte quiénes estaban simplemente haciendo su carrera profesional en la ciencia y ponían todos sus esfuerzos en cumplir con ese requisito formal del paper, eludiendo toda otra actividad, incluso la enseñanza.



Sobre los papersHacer un paper no es tan difícil. Yo diría que cualquier graduado de esta Facultad puede publicar en una revista extranjera sin mucho más esfuerzo científico que el que hizo para graduarse, siempre que haya conseguido un “padrino” extranjero que le haya dado un tema que tenga algo que ver con las corrientes de moda. Eso se consigue yendo becado al exterior, y es muy fácil equivocarse al asignar becas.

Sobre la "carrera científica"
(...) La ciencia, por su gran prestigio, se ha convertido en una profesión codiciada y en ella hay que hacer carrera de cierta manera, ya estandarizada por normas internacionales. El éxito consiste en publicar papers, asistir a congresos y simposios, recibir visitas de profesores extranjeros, ser invitado a otras universidades como profesor visitante. Esta carrera requiere una técnica y un cierto umbral de capacidad y preparación. Pero la inteligencia no es un elemento decisivo, salvo en el caso de genios, y este caso lo dejamos de lado porque sobre genios no hay ninguna regla general que valga. Para el investigador común, el elemento decisivo para adquirir “status” en la carrera científica es un tipo de habilidad muy similar al “public relations”. Tal como en la competencia comercial, a menos que lo que se venda sea muy, muy malo o muy, muy bueno, es más importante saber vender que preocuparse por la calidad del producto. Esto puede parecer exagerado, y cuando yo publiqué mi primer paper, hace 25 años, me hubiera parecido una herejía, pero la experiencia me ha hecho cambiar de opinión.


Por supuesto, no todos los que tienen éxito en esta carrera científica son simples buscadores de prestigio, si no, la ciencia estaría estancada y no lo está. Pero tampoco progresa tan maravillosamente como se dice: tengan en cuenta que desde Aristóteles hasta Einstein hubo menos científicos en total que los que hoy viven y publican papers, y sin embargo en los últimos cuarenta años ninguna ciencia, salvo la Biología, produjo ideas, teorías o descubrimientos geniales corno los que asociamos a los nombres de Darwin, Einstein, Schrodinger, Cantor, Marx, Weber e incluso Freud. Los grandes adelantos han sido técnicos, inpublicables en revistas de “ciencia pura”: computadores, bomba atómica, satélites, propaganda comercial.

No está claro que el actual diluvio de papers ayude mucho al progreso de la ciencia, y por lo tanto no es válido en general el argumento de los que se niegan a “perder tiempo” enseñando porque dicen que sus investigaciones son más importantes. Eso puede ser cierto en un caso cada mil, no más.


Sobre el cientificismo
El cientificismo es la actitud del que, por progresar en esta carrera científica, olvida sus deberes sociales hacía su país y hacia los que saben menos que él. Pero este peligro no lo vimos al principio, y seguimos preocupados exclusivamente con el otro, el de los fósiles, incapaces siquiera de ser cientificistas. Así, otra medida de seguridad que tomamos fue la de incluir científicos extranjeros en los jurados. Todavía no me explico cómo pudimos cometer semejante error.
Los científicos extranjeros son capaces -si están bien elegidos- de juzgar entre un paper "moderno" y uno anticuado, y siempre votaron en contra de los fósiles. Pero cuando se trataba de elegir entre dos candidatos científicamente aceptables, usaban sus propias normas, válidas en sus propios países, y optaban por el que había publicado un poco más, o se ocupaba de un tema más de moda, sin tomar en cuenta dos cuestiones esenciales: que en Sudamérica es tanto o más importante formar las nuevas generaciones de científicos que hacer investigación ya, y que la investigación que se haga debe servir al país a corto o mediano plazo. Esos criterios ideológicos, estos juicios de valor, no eran compartidos por los jurados extranjeros, y muchas veces nos obligaron a nombrar profesor a un cientificista dejando de lado a jóvenes también capaces de investigar, pero más conscientes de sus deberes sociales.



El resultado práctico de nuestros esfuerzos fue que "triunfamos", digámoslo entre comillas (muchas personas siguen creyendo lo mismo; yo no). En la mayoría de los casos, los fósiles fueron derrotados y en muy poco tiempo la Facultad de Ciencias de Buenos Aires fue considerada un ejemplo de ciencia moderna en Sudamérica; se multiplicó el número de papers producidos, nuestros alumnos hacían siempre un brillante papel en las universidades extranjeras a donde iban becados y cuando llegaba un profesor visitante siempre nos encontraba al día en todos los temas de moda. Lo que conseguimos fue estimular el cientificismo, lanzar a los jóvenes a esa olimpíada que es la ciencia según los criterios del Hemisferio Norte, donde hay que estar compitiendo constantemente contra los demás científicos, que más que colegas son rivales. Y como esa competencia continua no es el estado ideal para poder pensar con tranquilidad, con profundidad, no es extraño que ninguno de los muchos papers publicados por nuestros investigadores desde 1955 haya hecho adelantar notablemente ninguna rama de la ciencia. Si no se hubieran escrito, la diferencia no se notaría.



A cambio de ese ínfimo aporte a la ciencia universal, encontramos que estos cientificistas no atendían a los alumnos, o peor, implantaban un criterio aristocrático en la Facultad: elegían algunos buenos alumnos porque los necesitaban como asistentes para su trabajo, y se dedicaban exclusivamente a ellos. Los demás eran considerados de casta inferior y debían arreglarse como pudieran.



(...) En realidad, uno de los motivos que hace tan atrayente el cientificismo es que es muy fácil: no hay que pensar en cuestiones realmente difíciles por sus muchas implicaciones. A uno lo envían recién graduado a una universidad extranjera y allí su jefe le dice qué artículos tiene que leer, qué aparatos tiene que manejar, qué técnicas tiene que usar y qué resultados tiene que tratar de obtener. Si trabaja con perseverancia, consultando cuando se le presenta alguna dificultad, se graduará sin duda de "científico", y volverá a su país a tratar de seguir haciendo lo mismo que aprendió o algo muy relacionado con eso.
Sobre la alienación, el seguidismo y la imitación de nuestros jóvenes científicos... y de los no tan jóvenes



Poco a poco la Facultad se fue transformando en una sucursal de las universidades del Hemisferio Norte. En nuestros laboratorios trabajaba gente joven, muy capaz, becada al Hemisferio Norte apenas graduados, que habían recibido allí un tema de trabajo, y ahora de regreso en el país seguían con ese tema porque era lo único que sabían bien y lo único que les permitía seguir publicando; eran muy jóvenes, no tenían una experiencia amplia y no querían desperdiciar esa capacidad tan específica que habían adquirido. Se mantenían en contacto mucho más estrecho con las universidades del exterior que con las nuestras: todos sus canales de información estaban conectados hacía afuera. Y desgraciadamente dimos el ejemplo a las demás universidades e institutos científicos del país y llegamos a extremos escandalosos: una escuela de Física y un instituto de investigaciones sociológicas ubicados en los Andes patagónicos, una hermosa zona de turismo aislada del resto del país, pero adonde los profesores extranjeros iban encantados durante sus vacaciones de verano porque podían combinar ciencia con esquí.



Lo que obtuvimos, pues, fue una alienación, un extrañamiento de todos esos jóvenes que habíamos preparado con tanto cuidado, luchando durante años para conseguirles fondos, para crear el Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas que dio y da becas, subsidios, complementos de sueldo con un criterio aún más cientificista que el nuestro. Toda esa gente, aun quedándose en el país, cortaba sus lazos con él y se vinculaba cada vez más al extranjero. Algunos terminaban yéndose al Hemisferio Norte definitivamente, pero ese no era el problema más grave. Más problema eran los que se quedaban pero se ocupaban sólo de temas que interesaban a los Estados Unidos o a Europa. Cuestiones de ciencia aplicada que interesaran al país no se investigaban. Problemas de ciencia pura que pudieran tener alguna ramificación beneficiosa para el país, no se veían. Que pudieran ser un aporte significativo para la ciencia universal, no aparecieron.



En cambio teníamos una especie de colonización científica; todos nuestros criterios, nuestras medidas de prestigio, los valores e ideales de nuestros muchachos más inteligentes, estaban dados por patrones exteriores, aceptados sin análisis, por puro seguidismo e imitación.

Sobre inesperados apoyosSin embargo, había algunos síntomas significativos. Empezamos a obtener apoyos inesperados e indeseados. Al comienzo, en el año 55, éramos todos considerados comunistas por la embajada norteamericana, pero esa actitud fue cambiando y nos encontramos recibiendo apoyo de las fundaciones -Ford, Rockefeller, Carnegie, todas- la National Academy of Science, el National Institute for Health; hasta recibimos un subsidio de la Fuerza Aérea norteamericana para hacer un estudio meteorológico. A algunos de nosotros esto nos obligó a pensar qué era lo que estaba sucediendo, por qué tanto interés, tanta amistad con nosotros de golpe. Y llegamos a la conclusión de que estábamos haciendo un buen negocio para ellos: que nuestra producción científica era tan parecida a la de ellos que les convenía apoyarnos.



Cuando nuestros radioquímicos completaron una serie de tablas con propiedades de los radioisótopos, no hicieron una obra científica original -no formularon ninguna idea nueva- pero hicieron un trabajo de rutina delicada, muy útil para la ciencia del Norte y recibieron por ello muchas palmadas de agradecimiento. Como ese hay otros muchos ejemplos, pero tal vez el máximo beneficio que el Hemisferio Norte saca de este apoyo al cientificismo es que nos hace depender culturalmente de ellos. Si los universitarios, la gente de la cual salen los cuadros dirigentes del país, se acostumbran a aceptar el liderazgo científico, y por lo tanto tecnológico del Norte, les será mucho más difícil rebelarse contra la dependencia económica y política. De ahí el interés de muchas entidades del Norte en apoyar nuestros esfuerzos en pro de la modernización de la enseñanza, y en contra de los profesores fósiles y los métodos anticuados.
Sobre la educación y la independencia cultural



(...) Si un país es algo diferente de los demás es porque tiene una cultura propia, es decir hábitos de vivir, de pensar, de trabajar, tradiciones y valores propios. Esa cultura se forma en gran parte a través de la educación, y por eso la educación es lo último que puede entregarse a otro país, cualquiera que sea. Si en nuestra vida cotidiana, en nuestra ciencia y nuestro arte imitamos a los EEUU, es inútil que tengamos un ejército propio y elecciones presidenciales: seremos igual una colonia, y con menos probabilidades de liberarnos que hace 150 años, porque estaremos satisfechos con nuestra manera de vivir. El colonialismo cultural es como un lavado de cerebro: más limpio y más eficaz que la violencia física.



Si un país sudamericano quiere ser realmente libre, y no un estado libre asociado, tiene que tener su propia política educativa, dirigida mal o bien por sus ciudadanos. Si son inteligentes tendrán grandes éxitos y serán admirados por el resto del mundo; si no, serán al menos lo que ellos han querido ser. En resumen, la independencia cultural debe ser nuestro objetivo permanente, en todos los campos de la cultura, desde las series de TV hasta la ciencia pura. Independencia cultural significa dos cosas: obligación de crear, y derecho a elegir. De lo que se hace en el Norte vamos a elegir lo que nos parezca conveniente; vamos a tomarnos esa gran responsabilidad. Y vamos a tratar de crear lo que falta.



Sobre la verdad, la universalidad y la importancia en la cienciaSe nos dice que la ciencia debe interesarnos, porque la ciencia está formada por verdades, y lo que es verdad en Nueva York también es verdad en Caracas. Esto hay que aclararlo.
Lo que ocurre es que la verdad no es la única dimensión que cuenta: hay verdades que son triviales, hay verdades que son tontas, hay verdades que no interesan a nadie. “Una frase significa algo sí y sólo sí puede ser declarada verdadera o falsa”, afirma una escuela filosófica muy en boga entre los científicos norteamericanos. Yo no creo eso: hay otra dimensión del significado que no puede ignorarse la importancia. Es cierto que un teorema demostrado en cualquier parte del mundo es válido en todas las demás, pero a lo mejor a nadie le importa. Eso me ha pasado a mí con muchos teoremas que yo he demostrado. Son verdaderos pero creo que el tiempo que gasté en demostrarlos lo pude haber aprovechado mejor. No significan nada.



Para eso hay una respuesta habitual: “no se sabe nunca; tal vez dentro de diez años ese teorema va a ser la piedra fundamental de una teoría más importante que la relatividad o la evolución”. Bueno, sí, como posibilidad lógica no se puede descartar, pero ¿cuál es su probabilidad? Porque si es muy cercana a cero no vale la pena molestarse. Además, seamos realistas: si un teorema que yo descubro hoy y que nadie lee ni le importa, dentro de diez años resulta importante, es seguro que el científico que lo necesite para su teoría lo va a redescubrir por su cuenta, y recién mucho después algún historiador de la ciencia dirá "ya diez años antes un señor allá en Sudamérica había demostrado ese mismo teorema". No tiene mucha importancia eso para la ciencia universal. Ese valor potencial que tiene cualquier descubrimiento científico es el que tendría un ladrillo arrojado en cualquier lugar del país, si a alguno se le ocurriera construir allí una casa, por casualidad. Es posible, pero no se puede organizar una sociedad, ni la ciencia de un país con ese tipo de criterio. Hay que planificar las cosas. No todas las investigaciones tienen la misma prioridad; ellas no pueden elegirse al azar ni por criterios ajenos.



Sobre la originalidad en ciencia
Elegir en vez de aceptar no es fácil. Crear, mucho menos. La Ciencia parece a primera vista un cuerpo tan completo y perfecto que uno se descorazona fácilmente ante la tarea de innovar. Sin embargo, todos están de acuerdo en que dentro de un siglo la ciencia habrá descubierto campos, teorías y métodos totalmente nuevos. Eso significa que la ciencia de hoy no está cubriendo todos los campos posibles. Hay un horizonte inmenso de nuevas posibilidades.(...) El deseo de crear, de ser originales, tropieza con dificultades cada vez mayores a medida que se trata de una ciencia más básica.

Pero la originalidad no puede ser el único criterio. Eso corresponde a la ideología de que la ciencia es un juego y que el científico puede elegir el tema que le divierta más, porque su recompensa es el placer que experimenta al dedicarse a ese juego. Esa ideología se lava las manos de los problemas sociales y por eso debemos rechazarla.



Intentemos por lo menos una respuesta tentativa a este problema de hacer ciencia autónoma pero con un contenido social. Yo creo que lo que tiene que hacer un país subdesarrollado es integrar la actividad científica alrededor de algunos grandes problemas del país. Y la Facultad de Ciencias tiene que orientar su enseñanza para que eso sea posible. Afirmo que con ese método de trabajo se conseguirá que la Universidad contribuya mejor al desarrollo del país y que no se haga seguidismo científico.



Sobre la "Ciencia del Norte"
Les recuerdo además una característica propia de la ciencia del norte, y es que allí es muy raro el trabajo en equipo, justamente porque la filosofía de la vida en Estados Unidos requiere una alta competitividad individual. Cada científico tiene que firmar él su paper, porque si no ha publicado tantos por año pierde su contrato en la Universidad a favor de otro que publicó más. Hay una resistencia muy grande a hacer un trabajo en el que haya cierta dosis de, digamos, generosidad colectiva con respecto a las ideas y a los papers. Es muy difícil plantear allá un trabajo grande, cuyos resultados pueden tardar 3, 4 ó más años en aparecer, y cuando aparezcan estarán firmados por muchas personas. Eso no sirve para hacer carrera científica en Estados Unidos, y no se hace salvo cuando no hay más remedio: cuando hay guerra, en las industrias de defensa, en la industria espacial. Allí sí; cuando hay que hacer la bomba atómica se reúnen todos los cráneos necesarios y se hace. Pero no es lo usual; ellos no están preparados ideológicamente para trabajar en equipo. Yo no sé si nosotros lo estamos, pero es un camino promisorio y deberíamos probarlo.
Sobre el tema científico que mayor importancia debiera tener



Es el estudio de la estrategia de desarrollo que más conviene al país. Partiendo de la situación actual objetiva, y de ciertas metas generales como eliminar la pobreza, la dependencia económica y cultural, etc., se debe investigar cómo efectuar ese cambio, pero analizando todos sus aspectos: con qué recursos naturales y humanos se cuenta, qué fuerzas internas o externas se oponen al cambio, qué instituciones se necesitan, qué fábricas son indispensables, cómo pueden continuar funcionando si hay un bloqueo comercial, etc., etc. Este es un problema que parece pertenecer a las ciencias sociales, pero si se plantea en todo su real tamaño requiere la colaboración esencial de las ciencias básicas, desde la discusión de los recursos naturales y los procesos tecnológicos de producción hasta los métodos matemáticos y estadísticos de analizar la enorme cantidad de factores que intervienen en el proceso simultáneamente.



E insisto en que aunque estos grandes proyectos parecen ser ciencia aplicada, en la realidad darán origen a muchos problemas de ciencia pura, y de manera funcional: no problemas teóricos cualesquiera, sino sugeridos por la necesidad de contestar a las preguntas planteadas en el proyecto y que la ciencia actual no alcanza a responder. La famosa ciencia universal puede ganar mucho más de unas pocas ideas frescas, motivadas por problemas reales nuestros, que de nuestra incorporación pasiva a la gran competencia atlético-científica del Hemisferio Norte.
Nota: los que publicaron esta nota en Internet, han rescatado aquellos conceptos que a su juicio conforman el pensamiento fundamental de Oscar Varsavsky y los ha puesto en el formato que considera más accesible para el lector. Aquellos interesados pueden acceder a la charla completa o a su idea sobre la ciencia en el libro “Ciencia Política y Cientificismo” escrito en 1969, expresa sus ideas sobre las investigación y sus recomendaciones son aun actuales.

[1] Oscar Varsavsky se graduó como doctor en Química en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires. Dio clases de matemáticas en las Universidades de Buenos Aires, del Sur, de Cuyo y de Caracas. Desde 1958 fue miembro del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y en sus últimos años profundizó en el estudio de la historia y la epistemología. Fue uno de los primeros y más destacados especialistas mundiales en la elaboración de modelos matemáticos aplicados a las ciencias sociales. Oscar Varsavsky murió en 1976.