domingo, 29 de mayo de 2011

LAS ESCUELAS PERSAS Y ARABES


El imperio persa por el siglo IV d.C. comprendía los actuales países de Iran, Irak, Armenia, Afganistán y partes del este de Turquía y Siria, además de parte de Pakistan, el Cáucaso, Asia Central y Arabia. El noveno rey de este Imperio Shapour II, escogió la ciudad de Gundishapur, como su capital y construyó en ella un centro líder del mundo antiguo que incluía un hospital, una universidad y una biblioteca de ocho pisos y 259 pasillos que contenían aproximadamente 400.000 libros. Gundishapur se fue convirtiendo en el centro médico más importante de los siglos VI y VII y atrajo a muchos científicos distinguidos de Grecia, Egipto, India y Roma. Les dio la bienvenida a los médicos nestorianos que habiendo sido expulsados del imperio bizantino luego del concilio de Efeso y se habían mudado a trabajar en las famosas Escuelas de Nisibis y Edessa en Siria. Al cerrar estas escuelas en el año era 489 d.C. fueron invitados a Gundishapur al igual que a los maestros de la Escuela de Atenas cuando se cerraron sus puertas en el 529 d.C.

Anushiravan, quien ascendió el trono en 531 D.C. añadió un observatorio y una escuela de ciencias al complejo Gundishapur. También estableció organizaciones para administrar los asuntos médicos, entre ellos, examinarlos al terminar su carrera para otorgarles la licencia que les permitiera el derecho de practicar la medicina. Organizó el Primer Simposio Mundial Médico en Ctesiphon en 550 d.C., en el cual participaron cientos de médicos y figuras relevantes de diferentes países. Por decisión de este rey que tanto impulsó la apertura a nuevos conocimientos, se logró mezclar a los mejores científicos orientales y occidentales de esos años. Quinientos eruditos impartieran su enseñanza en diferentes campos científicos, a los aproximadamente cinco mil estudiantes que estudiaban en Gundishapur durante su reinado.


La ciencia persa fue interrumpida por la invasión árabe (630 d.C.). El imperio islámico terminó siendo aún más extenso, porque con los años fue incorporando además toda la costa norte africana y el sur de España. Al principio muchas escuelas, universidades y bibliotecas fueron destruidas y dieron muerte a muchos hombres sabios. Sin embargo, a pesar de estas cuestiones, algunos científicos iraníes continuaron su labor y la ciencia persa volvió a resurgir durante el período islámico, produciendo médicos como Avicenna y Rhazes. El “Canon” de Avicenna y el “Continent” de Rhazes estuvieron entre los textos centrales en la educación médica occidental hasta el siglo XVIII.


Durante los siglos VII a XIX la mezquita era el centro educativos el lugar donde se reunían los hombres más sabios y aprendían escuchando sus discusiones.“Entre los siglos X y XII la educación experimentó una evolución muy importante. En efecto, fue en ese periodo cuando la mezquita, santuario y centro de reuniones de la comunidad, se convirtió en una universidad pública, en el sentido estricto del término. De ello dan fe el alto nivel alcanzado por los "círculos" que se formaban en las mezquitas y las obras de gran calidad que en ellos se escribieron.
Durante el mismo periodo aparecieron otras dos instituciones: las "casas de la sabiduría" y las "casas de la ciencia".

La Casa de la sabiduría de Bagdad se dedicaba particularmente a la traducción. En su biblioteca se reunían, por iniciativa del califa, eminentes sabios y eruditos que traducían al árabe obras griegas o indias y sostenían debates sobre diferentes cuestiones científicas..La primera Casa de la ciencia de que tenemos noticia fue fundada en Egipto en el siglo X. Sus estudiantes y profesores eran más numerosos que los de las casas de la sabiduría y en ella se daba preferencia a las matemáticas y a las ciencias médicas antes que a la traducción. Cabe señalar que las matemáticas abarcaban la aritmética, el álgebra, la geometría, la astronomía y la música.

La adquisición del saber era considerada como una "obligación religiosa", lo que explica el que desde siempre los ulemas (doctores de la ley) gozaran de tan alto rango en la sociedad musulmana. Desde este punto de vista, la educación no es sólo un medio de adquirir los saberes por sí mismos o en nombre de la verdad, de instruirse para ser un buen ciudadano o para ganarse la vida, sino, sobre todo, una manera de llevar a cabo el propio desarrollo moral y espiritual. La sociedad musulmana rechazaba al "sabio" que duda en transmitir sus saberes a los demás. Siendo la adquisición del saber un deber religioso, todo aquel que lo tuviera debía obligatoriamente trasmitirla, con lo cual se lograba preservar el acervo de los conocimientos y enriquecerlo con el transcurso del tiempo. En esta actitud puede verse un antecedente histórico de lo que hoy llamamos "democratización de la enseñanza".

Las universidades árabes fundadas antes que las europeas tuvieron eruditos cuyos nombres siempre brillarán en la historia de medicina y ciencia. Universidad al-Karaouine en Fez(Marruecos) fundada en el año 859 por una mujer , Fátima. La mezquita, en continuo proceso de expansión desde su construcción, es conocida por albergar la universidad más antigua del mundo en actividad . En sus aulas enseño Rabbi Moshe ben Maimon conocido como Maimónides.

En el año 830 el Califa Al-Mamun (813-833), funda el Bayt al-Hikma (Casa del Saber) en Bagdad. No se puede valorar la importancia del papel desempeñado por esta institución, una combinación de Academia, Biblioteca y Centro de Traducción, en la transmisión del legado de las antiguas civilizaciones al mundo Occidental. Este importante centro, formado por eruditos cristianos, judíos y árabes, se ocupó principalmente del "saber extranjero”: ciencia y filosofía griegas, las obras de Galeno Hipócrates, Platón, Aristóteles etc. Allí enseñó e investigó el famoso sabio y médico Rhazes.


La enseñanza de la medicina no tan solo se realizaba en la universidad sino que también el hospital árabe, el bimaristán, era un centro de enseñanza. Con profesores y bibliotecas a diferencia de los hospitales cristianos que tenían más una función caritativa. En los bimaristán se atendía a todos gratuitamente y hasta se les daba dinero a los enfermos convalescientes para que no tuvieran que volver rápidamente a sus tareas

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